Yuli Gurriel, el destacado pelotero cubano, se convirtió en uno de los favoritos de Fidel Castro por varias razones que abordan tanto su desempeño en el béisbol como su simbolismo dentro del contexto político y social de Cuba.
Una de las principales razones de la predilección de Castro por Gurriel es su habilidad sobresaliente en el béisbol. Desde sus inicios en la Serie Nacional de Cuba, Gurriel se destacó por su talento excepcional y su capacidad para conectar hits, su versatilidad en el campo y su ética de trabajo. Fidel Castro, un ferviente defensor del béisbol como un elemento central de la identidad nacional cubana, valoraba a los atletas que llevaban el nombre de Cuba con orgullo y éxito. Gurriel, al ser uno de los mejores jugadores de la isla, se convirtió en un símbolo de los logros deportivos cubanos.
Otra razón por la cual Gurriel era especialmente apreciado por Castro se relaciona con su imagen pública y su rol como embajador del deporte cubano. A lo largo de su carrera, Gurriel mantuvo una actitud que encarnaba los ideales del régimen. Su dedicación al deporte y su éxito fueron vistos como ejemplos positivos de la formación de un atleta bajo el sistema cubano, que, a pesar de las críticas internacionales, intentaba resaltar los logros de sus deportistas.
Además, Gurriel representa una conexión emocional y cultural profunda con la identidad cubana. Nacido en La Habana, Gurriel creció en un entorno donde el béisbol era más que un deporte; era una forma de vida. Esto resonaba con Castro, quien había jugado béisbol en su juventud y había promovido el deporte como una forma de cohesión social y orgullo nacional. Gurriel, al ser un producto del sistema deportivo cubano, simbolizaba la narrativa de que el régimen era capaz de producir atletas de clase mundial.
Finalmente, la salida de Gurriel hacia las Grandes Ligas en 2016, después de desertar de Cuba, generó un debate en la isla. Su éxito en las mayores, donde se convirtió en un jugador clave para los Houston Astros, fue visto por algunos como una victoria personal, pero también como una pérdida para el béisbol cubano, que seguía viendo cómo sus mejores talentos abandonaban el país. Castro, aunque crítico del fenómeno de la deserción, no podía ignorar el talento que representaba Gurriel, y su éxito se convirtió en un tema de orgullo nacional, a pesar de las contradicciones del contexto político.
En resumen, Yuli Gurriel se convirtió en el pelotero favorito de Fidel Castro debido a su talento excepcional, su papel como embajador del béisbol cubano y su conexión emocional con la identidad nacional. A pesar de los desafíos y las realidades del béisbol en Cuba, su figura representaba una mezcla de orgullo y esperanza para el régimen, así como un recordatorio de los logros que el sistema podía ofrecer, incluso en un contexto marcado por la deserción de talentos hacia las Grandes Ligas.