Annie Fonseca ha marcado un precedente en el béisbol cubano al convertirse en la primera mujer en dirigir un equipo masculino en la Serie Provincial de La Habana. Actualmente, es la manager del equipo de Marianao, tras haber trabajado como coach de banca el año anterior, cuando el conjunto alcanzó el subcampeonato. Su historia es un ejemplo de perseverancia y de cómo se pueden romper barreras en un deporte tradicionalmente dominado por hombres.
Fonseca disfruta especialmente de los desafíos que enfrenta en este rol. Ha señalado que le motiva demostrar la capacidad de las mujeres en este ámbito, incluso frente a quienes dudan de ella por su género. En su gestión, se apoya en el trabajo colectivo y en líderes clave dentro del equipo, como el capitán Albert Nery y los jugadores de élite Dayron Miranda y Jordan William Bustamante, creando una atmósfera de familia entre los integrantes del plantel.
Desde muy joven, Annie mostró interés por el béisbol, un deporte que le inculcó su tío cuando apenas tenía cuatro años. Aunque su padre la orientó hacia el baloncesto, Fonseca encontró su pasión en el sóftbol, destacándose como jugadora y alcanzando el campeonato nacional en 1998 con el equipo de la capital cubana. Durante sus años en la universidad, continuó practicando este deporte y forjó un camino que finalmente la llevaría al béisbol masculino.
Para Annie, su rol como manager no es el final de su camino. Tiene grandes aspiraciones, como dirigir un equipo en la Serie Nacional y, eventualmente, encabezar un team Cuba de niños, donde sueña con tener a su hijo como parte del equipo. Está convencida de que las mujeres tienen el mismo derecho a ganarse el respeto en el béisbol, a construir y aportar al deporte que aman. Sin embargo, también es consciente de los desafíos que enfrenta, en una sociedad que todavía no está completamente lista para aceptar estos cambios.
Su historia se suma a las de otras mujeres que han sobresalido en roles de liderazgo en el béisbol, como Verónica Álvarez, quien dirige el equipo femenino de Estados Unidos; Rachel Balkovec, entrenadora de una sucursal de los Yankees de Nueva York; y Alyssa Nakken, coach de los Cleveland Guardians. Estos ejemplos muestran que, aunque el camino es difícil, las mujeres están abriendo espacios significativos en este deporte.
El impacto de Annie Fonseca va más allá del terreno de juego. Su trayectoria es un símbolo de avance y un llamado a romper prejuicios en el béisbol cubano, un deporte profundamente arraigado en la cultura del país. Su valentía y dedicación no solo están abriendo puertas para ella, sino que también están inspirando a nuevas generaciones de mujeres a perseguir sus sueños en este deporte.
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