La situación que atraviesan los jugadores de Industriales, el equipo más emblemático del béisbol cubano, ha dejado de ser un tema de conversación aislado para convertirse en un verdadero clamor por justicia. Con más de dos meses sin recibir su salario, los atletas y sus familias enfrentan una crisis económica que afecta su sustento diario. Las promesas de que el dinero llegará “pronto” se han vuelto un eco vacío, generando frustración e indignación entre quienes dedican su vida al deporte y a representar a su país.
La página «Por La Goma» en Facebook ha sido un canal clave para que los peloteros expresen su descontento. Los testimonios que circulan revelan la angustia y el desánimo de aquellos que han dedicado años a perfeccionar su talento y que, ahora, se ven en la necesidad de cuestionar su futuro. Es alarmante pensar que, a pesar de las insistentes preguntas sobre el pago, la respuesta de las autoridades es siempre la misma: “se les pagará pronto”. Esta reiteración de un compromiso incumplido no hace más que aumentar la incertidumbre.
El fenómeno del éxodo masivo en el deporte cubano tiene raíces complejas, pero no es difícil ver cómo la falta de salarios adecuados puede influir en la decisión de muchos deportistas de abandonar el país en busca de mejores oportunidades. La desmotivación provocada por la ausencia de pagos no solo afecta el rendimiento individual de los jugadores, sino que también puede desestabilizar a un equipo que históricamente ha sido símbolo de orgullo y competencia en la isla.
Por otro lado, los directivos del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación tienen la responsabilidad de abordar este problema. Aunque no sean los responsables directos de la situación, su deber es hacer que se respeten los derechos de los deportistas. Se exige a los jugadores que cumplan con normativas rigurosas en su entrenamiento y en su comportamiento, pero es evidente que la misma exigencia no se aplica en la gestión de sus derechos salariales. Esta doble moral es una clara muestra de la falta de respeto hacia quienes son el corazón y el alma de la competición deportiva.
El retraso en los pagos a los jugadores de Industriales no solo viola sus derechos, sino que también pone de manifiesto las fallas estructurales en la administración del deporte en Cuba. La crisis económica en el país ha tenido un impacto profundo en todos los sectores, pero el deporte, que a menudo se presenta como una fuente de unidad y orgullo nacional, no puede permitirse ignorar las necesidades básicas de sus atletas. La falta de salario no es solo un inconveniente logístico; es un problema que afecta la moral del equipo y su capacidad para competir al más alto nivel.
La situación es insostenible y requiere atención inmediata. Por La Goma ha hecho un llamado urgente a las autoridades para que se resuelva este problema, no solo para evitar futuros retrasos, sino para garantizar que los atletas puedan concentrarse en lo que mejor saben hacer: jugar béisbol. Los jugadores merecen el derecho a recibir un pago justo por su arduo trabajo y dedicación. Es fundamental que la administración del deporte reconozca la importancia de proporcionar un ambiente estable y justo para que los atletas puedan desarrollarse plenamente.
La lucha de los jugadores de Industriales es una representación de un problema más grande que afecta al deporte en Cuba. Al final del día, la esperanza es que este clamor por justicia no caiga en el olvido y que las promesas se traduzcan en acciones concretas. Los atletas no solo necesitan reconocimiento, sino también el respaldo necesario para seguir siendo una fuente de orgullo para su país. Mientras la situación no se resuelva, el futuro del béisbol cubano, y de aquellos que lo practican, sigue en la cuerda floja.