El desempeño ofensivo del equipo Cuba en el Premier 12 de 2024 fue, sin lugar a dudas, un desastre. La escuadra dirigida por Armando Johnson firmó una de las peores actuaciones de un equipo cubano en competencias internacionales recientes. Con solo una victoria en cinco partidos y un promedio colectivo de carreras bajísimo, el conjunto quedó eliminado en la fase de grupos, terminando penúltimo en el Grupo B.
El bateo, que se esperaba fuera el punto fuerte del equipo, terminó siendo su mayor debilidad. La teoría de que los nombres con experiencia en ligas foráneas, como Alfredo Despaigne, Ariel Martínez, Erisbel Arruebarruena y Yadil Mujica, sostendrían la ofensiva, se desplomó desde el primer juego. A pesar de que el abridor Yoennis Yera mantuvo a raya a República Dominicana durante seis entradas sin permitir carreras, la ofensiva solo pudo producir una anotación, sellando así una derrota inicial que marcó el tono de la campaña.
En términos generales, el equipo Cuba bateó para un promedio de .235, apenas por encima de otras selecciones también eliminadas como Australia, Puerto Rico, México y República Dominicana. Además, el porcentaje de embasados (OBP) fue de .319 y el slugging de .321, ambos entre los más bajos del torneo. Aunque el equipo conectó 39 sencillos, la producción de carreras fue mínima, con solo 15 anotaciones en los cinco juegos, lo que equivale a un promedio de tres carreras por partido. Con cifras tan pobres, ganar partidos se convirtió en una tarea imposible, independientemente de la calidad del pitcheo.
El poder al bate brilló por su ausencia. El equipo solo logró siete extrabases en todo el torneo: dos dobles, un triple y dos jonrones. Estos últimos fueron conectados por Yoelkis Guibert y Yadir Drake, ambos jugadores que no figuraron en la parte alta de la alineación en los primeros juegos. Esto resalta otro problema del equipo: la falta de producción en los momentos decisivos, especialmente de los bates principales.
La velocidad, que suele ser una herramienta importante para equipos caribeños, tampoco apareció. En todo el torneo, el equipo Cuba solo logró robar una base, gracias a Jean H. Walters. Esto contrastó enormemente con la retórica previa de los directivos del béisbol cubano, quienes suelen enfatizar la «velocidad en función de la ofensiva» como una estrategia clave.
Entre los rendimientos individuales destacaron pocos nombres. Andrys Pérez lideró al equipo con un promedio de .375, aunque con solo ocho turnos al bate. El verdadero referente ofensivo fue Yadir Drake, quien bateó para .368 con un jonrón, un doble y cinco carreras impulsadas, liderando en extrabases y remolques. Roel Santos también cumplió su rol como primer bate con un promedio de .300, un triple y cinco carreras anotadas.
Por otro lado, algunos de los nombres más esperados estuvieron muy por debajo de las expectativas. Erisbel Arruebarruena, con un promedio de .211 y ocho ponches, fue uno de los puntos más bajos, mientras que Yoan Moncada, quien llegó con credenciales de Grandes Ligas, bateó para un desastroso .143, con solo dos hits en 14 turnos. Ariel Martínez y Yoelkis Guibert también decepcionaron, con promedios de .167 cada uno, aunque Guibert logró conectar un jonrón y empujar tres carreras.